Miércoles, 21 de septiembre de 2011. Cada primero de mayo, las principales calles del Gran San Salvador, se ven inundadas con miles de personas pertenecientes a organizaciones sociales. Unas piden justicia, otras reivindicaciones de los derechos laborales y algunos un día más de vacación.
Sin embargo, un día como este, lleno de protestas; el vientre de Rosa Castillo, traía al mundo a Esperanza, una joven revolucionaria de la danza; también, atiborrada de afecto y pasión por la niñez apopense.
Hoy, esta fémina, tiene ya dos décadas de existencia, ha pasado por una formación media sobresaliente y por muchas necesidades económicas que envuelve a más de la mitad de la juventud salvadoreña que recién terminan su educación media y no pueden encontrar empleo.
Sin embargo, la perseverancia de Esperanza, ha cosechado sus primeros frutos. Ella formó parte del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso – PATI, impulsado por el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL) y la Alcaldía Municipal de Apopa, donde su buen desempeño le permitió estar en las filas de uno de los mejores grupos de danza moderna y folclórica de la zona.
Apopa es uno de estos municipios que han aprovechado el Programa para acercar beneficios a las comunidades más vulnerables. En la primera fase, han participado 233 personas y ha significado una inversión de US $ 154,800.00, incluyendo gastos administrativos de la Municipalidad. Todo, con fuente de financiamiento del Banco Mundial.
El Programa consiste en la participación en proyectos comunitarios diseñados por las Municipalidades, éstos responden a las necesidades y apuestas de cada territorio. Donde Esperanza, durante los seis meses que duró la fase, recibió un apoyo económico mensual de $100.
Sueños por cumplir
“En el PATI participé en arte y cultura, anduve por diferentes escuelas y cantones, ayudando a niños y niñas para que puedan superar sus problemas o para que puedan salir de ellos a través del baile”, comenta, Esperanza Madelyn Roque Castillo.
Aunque sus habilidades danzarinas le han permitido sensibilizar a la niñez de los centros escolares de su querido Apopa, uno de sus grandes sueños es llegar a ser una chef, “de las mejores del país”, como dice ella.
Sueño que está a punto de cumplir, gracias a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que en el marco de la estrategia de salida del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso-PATI, ha ejecutado el programa de pasantías y/o inserción laboral denominado “Jóvenes Comprometidos, yo hago la diferencia”, en el que participó y fue capacitada junto a 31 jóvenes más, en Atención al Cliente, Contabilidad y levantamiento de presupuestos.
“Me siento contenta, porque fui calificada para optar a una pasantía como cajera y gracias a ésta, ya tengo empleo en uno de los supermercados más prestigiosos del país y si Dios me lo permite, conseguiré arreglar las goteras de mi casa y especializarme en gastronomía. Porque pienso seguir estudiando, desde luego…para chef”, sostiene con seguridad, esta fémina revolucionaria, que no le permitió llegar a su madre al hospital. Nació en su casa y fue atendida por una partera.
Este trabajo sinérgico entre las instituciones estatales, empresa privada y el apoyo del pueblo de los Estados Unidos, a través de USAID y Banco Mundial, han permitido abrir una oportunidad de obtener una experiencia laboral a jóvenes y/o mujeres jefas de hogar que estaban en el olvido en El Salvador.
Esperanza y sus 31 amigas(os) se graduaron, este 21 de septiembre con honores, formaron parte de este ciclo de formación y empleabilidad, quienes son un claro ejemplo de superación, perseverancia y entrega por el desarrollo de la niñez más necesitada del país.