jueves, 22 de diciembre de 2011

Bienvenidos a la “Bendición de Dios”








Entre sonrisas picarescas, vestuario nuevo, caldos típicos a los que suelen llamarse gastronómicas, facilidad de expresión; un perímetro lleno de pobreza en la lotificación San Rafael y muchas ilusiones por querer cambiar su calidad de vida, es parte del descorrer del telón de la existencia de Elia Recinos, una historia que nace del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso -PATI- en el Municipio de Santa Ana.
Por Oscar Girón
Botero -pintor y escultor colombiano- estaría encantado de poder reflejar en sus lienzos o esculpir la elegancia de la figura de Elia Margarita Recinos, una fémina de linaje Chortis, nacida en el serpentear del Río de Maguey como se le conoce en Nahuat a Metapán; tierra que hoy es conocida por la Ciudad Blanca y que se encuentra en el pujante desarrollo económico del departamento de Santa Ana.
Elia, además de su anatomía típica de toda salvadoreña que sobrepasa las seis décadas (robusta), es poseedora de una sonrisa cautivadora y una faz que refleja confianza, afecto y respeto por quienes le rodean.
Esta calera -como se les conoce a las oriundas de Metapán- formó parte de las capacitaciones de preparación de alimentos –cocina- desarrolladas por el Programa de Apoyo Temporal al Ingreso (PATI) impulsado por el Gobierno de El Salvador a través del FISDL.
Elia junto a sus 17 compañeras, se especializaron en comidas características de nuestro país. Todas, moradoras de la Lotificación San Rafael # 1 del Municipio de Santa Ana.
Este equipo de cocineras, eran parte de las 654 personas que participaron en la primera convocatoria del PATI, que comprendía la incorporación de los primeros 14 Asentamientos Urbanos Precarios que atiende este Programa Presidencial que es parte del Sistema de Protección Social Universal.
La gastronomía popular de Elia
Recibir un buen abrazo y una sonrisa de Elia no es difícil; desde el primer contacto que tuvimos con ella - debajo de unos árboles de mango y aguacate- nos obsequió muchas siluetas en su rostro y varios apretones de amistad.
A su lugar de habitación, ubicada a 10 metros del lugar donde la encontramos, no tuvimos acceso –le dio pena-, justificándose de inmediato: “No los puedo llevar a la casa, yo no tengo donde vivir y estoy de posada. Un señor me ha dado para que la cuide”. Por respeto, no le solicítanos ir a su morada.
Sin embargo, le pregunte, ¿qué aprendió en el PATI? No vaciló en responder: “Aprendí de todo un poco, me enseñaron a preparar nuégados; sopa de patas - que no lo podía hacer - y torteé mucho para preparar la pupusa loca”.
Traté de buscar sus debilidades en la cocina popular, cuestionándola de una forma aguijoneada en la elaboración de la sopa de patas, obteniendo resultados negativos. De aprendiz pasó hacer toda una maestra.
Un claro ejemplo fue el secreto para elaborar la sopa de patas, revelándonos de la siguiente manera: “Para que quede rica, no uso el consomé, es un ahorro para la cocina, el sabor se lo doy con montes”.
Irónicamente le respondo, zacate limón…; “No papito, son el perejil, el alcapate, el apio, el cilantro y unas cabecitas de ajos, estos para el buen gusto”.
A lo que secunda: “Por nada del mundo deben tapar la olla donde se está preparando, las patas, las tripas – ambas de res- . Si lo hacen, les va a quedar rala; es mejor descubierta para que el caldito quede espeso, para que den ganas de comer y para que el olor atraiga al cliente”.
Agregó un consejo para todas aquellas amadas de casa y chef: “Los vegetales - güisquil, yuca, plátanos y chiles, entre otros- se echan cuando estén blanda las carnes y nervios, para que no se deshagan. Cuando se siente el olor de las especies está en su punto; lo que no tienen que hacer es probarla con la cuchara, es de mala educación; tienen que enconcharse la mano para luego echarse un poquito de caldo y la prueban. Las personas se fijan en eso y dicen, que delicadas y aseadas son para preparar la comida”
Elia, también, nos comentó que aprendió a elaborar las pupusas locas, las cuales llevan de todo: “Ayote, chicharrón, queso, frijoles, pollo y lo que el comensal desee agregarle. El secreto de su sabor se encuentra en los preparos, todo debe estar sofrito y bien condimentado, al gusto”.
De la tierra al negocio del buen sazón
Antes de ingresar al PATI, esta fémina de 62 años, nacida el 30 mayo de 1949 - nos dejó bien claro que hiciéramos alusión a su natalicio, por sentirse orgullosa de ser calera-, se dedicaba a la agricultura, tras un apretón de amistad y estrechamiento de manos en su recibimiento, se hizo sentir la aspereza de su mano, producto de la labranza de la tierra y de la tapiscada del maíz.
“Antes del PATI, acarreaba leña y hacia milpa, lo que ganaba lo ocupaba para el abono y la comidita; como estoy solita, me toca sobrevivir con el esfuerzo de mi trabajo”, Expresa con mucho orgullo Elia.
A esta mujer de más de seis década, no le fue bien en la cosecha del maíz de este 2011, producto de las tormentas, ella cuenta: “Hice media manzana de milpa, sólo pude obtener cinco sacos, los cuales guardé para poder hacer las tortillitas que como en el año”.
“Ahora con lo aprendido, ya estamos organizadas las 18 mujeres que fuimos parte del PATI; nuestra craneada –idea- es colocar un negocio en Santa Ana, que llamaremos la Bendición de Dios, donde serán bienvenidos con precios accesibles para todas las personas. Lo que nos falta es el apoyo financiero que nos pueda hacer una institución para poner el negocio, como sabrá… no es lo mismo trabajar personal que con patrón, cuando uno maneja en asociación las chirilicas- dinero- sabe medir los gastos y uno se hace el tiempo”, expone Elia, con firmeza y una visión futurista de lo aprendido para sustituir el trabajo de la tierra y entrarle al negocio del buen sazón.
Una mudada nueva para la graduación
El PATI, ha cambiado la forma de pensar y actuar de las personas de la Lotificación San Rafael #1, Elia Margarita Recinos es una de ellas y se encuentra lista para recibir este 23 de diciembre, el diploma que la acredita en Cocina Básica.
“Yo estoy lista, ya tengo todo preparado para ir a recibir ese cartón que tanto nos ha costado, voy con orgullo… porque me saque una nota de 9.5 y con esta me graduaré”, exteriorizando sus sentimientos a voz alta para que le escucharan todas sus vecinas.
Elia, es madre de cinco – tres mujeres y dos hombres- pero no recibe ayuda económica por parte de su vástagos debido a que la mayoría tiene familia y con lo que ganan a duras penas alcanzan para el sustento.
Sin embargo, esta calera irá con una blusa roja y una falda negra, como revela: “Compré la tela con el último pago que recibí en el PATI, para poder estrenarla en mi graduación. Voy con una mudada nueva, para que me vean bonita y elegante”.
Ella, compró tres yardas de tela, la mitad para la blusa y la obra para la falda. Las adquirió en tres dólares en el centro de Santa Ana y pagó cuatro dólares por la confección. En total, son siete dólares que ahorró con mucho sacrificio.
Elia Margarita Recinos, es una mujer como muchas que existen en El Salvador en condiciones vulnerables y que han sido gestoras de su propio desarrollo mediante su participación en los programas sociales que fueron abanderados por el Doctor Héctor Ricardo Silva Argüello.
“Tuve la oportunidad de hablar con el Doctor Silva, le di la mano y él me abrazó, le pedí una tercera oportunidad-convocatoria PATI- para las comunidades pobres de Santa Ana, y él me dijo que sí, sentí una emoción muy grande y más cuando me comentó que estaba buscándonos ayuda para que pudiéramos montar nuestro propio negocio”.
Sus ojos se humedecen y su voz se corta; Elia, toma fuerza para cerrar la conversación diciendo: “Por eso le pondremos a nuestro negocio la Bendición de Dios, porque el Doctor Silva, fue orientado por nuestro Señor Jesucristo para apoyar a los pobres y el Programa, fue un regalo que Dios nos dio”.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Stevia, una alternativa dulce para el agro

De pétalos blancos, hojas dulces y descendencia de crisantemos, así es la stevia, una planta cultivada en la Escuela Nacional de Agricultura Roberto Quiñónez (ENA), con propiedades medicinales y próspera para el agro salvadoreño.
Por su capacidad de endulzar 150 litros de agua con solo aplicar dos libras hoja y sus propiedades para mejorar la salud en personas con diabetes y enfermedades cardíacas, ha logrado interés de países como Estados Unidos, Japón, Taiwán, Brasil y Paraguay, los cuales, la cultivan, la procesan y la exportan.
En la ENA, esta nueva inquilina germinó al cuatro día de haber sido sembrada en noviembre de 2007, y dio sus semillas a los tres meses, resultado que pueden consultar los agricultores para conocer su desarrollo y sus bondades.
“La stevia es una planta muy prometedora en el futuro de El Salvador. De sus hojas se extraen propiedades edulcorantes, como el steviósido y el rebaudiósido A, de gran demanda en el mercado agroindustrial y farmacéutico”, según Wilber Alexander Campos, agrónomo y responsable del cultivo de stevia en la ENA.
A lo que secundó: “A escala de agroindustria es utilizado en su mayoría para endulzar las bebidas dietéticas y como complemento de los productos que se elaborar en la industria panificadora”.
De igual manera piensa Carlos Argueta, empresario, fruticultor e introductor de la semilla al país desde Paraguay: “Soy apasionado de la agricultura, investigué la stevia por más de dos años, esta hierba dulce está destinada a sustituir todos los edulcorantes sintéticos del mundo”.

 

Comercialización


Basta degustar las hojas de la stevia, para darse cuenta de que son más dulces que el azúcar, sus propiedades amables al paladar son 30 veces superior al blanco y refinado polvo de caña que ingerimos en una taza de café o leche.
Según Campos, para el sector agrícola y agroindustrial, vendría a ser una alternativa para futuro, debido a que desintoxica la tierra de residuos químicos, estimula el crecimiento de raíces, activa la habilidad reproductora de las células vegetales y posee un buen precio internacional que oscila de $2 a $3 el kilogramo de hoja. Es decir, cinco libras tiene un valor en el mercado mundial de $6.
En el mundo se consumen alrededor de 120,000 millones de toneladas métricas (tm) de azúcar; 100,000 tm de aspartame y 2,000 tm de steviósido (stevia). El mayor productor de stevia es China, que comercializa el 50% de su producción en su mercado interno; el 40% lo exporta.
Para saber
La stevia es oriunda de Suramérica, crece en áreas con clima subtropical, subhúmedo durante todo el año y con temperaturas superiores a los 20 grados centígrados.
La producción que se realizó en la ENA fue a partir de noviembre, y dejó como resultado plantas pequeñas con poco follajes y mucha floración. Esta técnica de cultivo es rentable cuando se requiere la producción de semilla.

No se recomienda para una producción intensiva, debido a que lo indispensable es la hoja, para lo cual se harán pruebas en mayo y junio, períodos que se espera sean propicios para la elaboración de semilleros.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Expos en Centro Cultural de la Moda

MARTES 25 DE NOVIEMBRE DE 2008


Parafrasea parte de un escrito que realicé cuando el Maestro Mariño visitó El Salvador, pueden consultar la entrevista al siguiente enlace http://www.elsalvador.com/hablemos/ediciones/030302/plastica.htm


Expos en Centro Cultural de la Moda


Después de la conferencia de Oka Masako, el Centro Cultural de la Moda albercó varias exposiciones.

Primero, el Instituto invitó a Oswaldo Muñoz Mariño a presentar parte de su obra. De origen ecuatoriano, llegó a México para estudiar arquitectura. Pero es reconocido por su talento de pintor, y en particular sus acuarelas.

"Fue designado por la UNESCO como pintor de la memoria del mundo, donde su arte congela las imágenes de casas, muros, plazas, catedrales y castillos para que vivan más allá del progreso y puedan ser inmortalizadas por su belleza. La perspectiva adecuada de este cronista de la pintura está basado en detalles y en escalas profundas que permiten sentir la atmósfera, las nubes y hasta el mismo cielo." (Oscar Girón, El Salvador, 3 de marzo de 2002)

jueves, 27 de octubre de 2011

La niñez del Cantón La Esperanza, ya no sufre las acarreadas de agua


Instructivo Rehabilitación de infraestructura básica por depresión tropical 12E





En la Ciudad de los Gusanos Medidores, como se traduce del náhuatl al castellano la palabra Olocuilta. Allí, en la que hoy conocemos como la metrópoli de las pupusas, se encuentra en las profundidades de los descendientes pipiles, el Cantón La Esperanza, un asentamiento que celebran con regocijo este 17 de agosto, la introducción del vital líquido a sus hogares.

Como fiel testimonio al desarrollo de esta obra que supera los US 161 mil dólares y que fue financiada por el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL), se encuentra Lucía Ordóñez Paredes, una fémina que rasga su garganta con las evocaciones de lo que significó el agua en su vida.

“Teníamos que caminar por más de veinte minutos para llegar al río, la calle era mala y echábamos tres viajes al día con cántaro en la cabeza. Además, cuando había luna bonita, íbamos por el otro”. Rememora esta cincuentona.

Continúa: “Las niñas y los niños éramos los responsables de la acarreada de agua, por la mañana echábamos un viaje y al mediodía que salíamos de clases para almorzar, el otro. Luego, como la escuela era de todo el día, después de la última campanada, salíamos corriendo a traer el cántaro final de agua para la lavada de los platos de la cena”.

“Era toda una odisea y una experiencia no grata, por la caminada y el esfuerzo de hacer las tareas después de todos los viajes”, comenta Lucía, con una modulación quebradiza de su voz por lo difícil que fue su niñez por la falta de agua.

Pero, este problema no sólo era para la niñez, también las mujeres sufrían de este mal, puesto que tenían que ir a esta única afluente todos los sábados a lavar la ropa. “Ese día blanqueaba el río, todas nos íbamos de mañanita a restregar la ropa y la tendíamos en las piedras. Lo difícil, era la subida y la bajada del huacal con la ropa”

Respondiendo a las necesidades del Cantón

El proyecto de introducción de agua potable nace en el 2008, con la perforación de un pozo en la planta de bombeo de que hizo la Asociación de Saneamiento Básico Rural del Cantón La Esperanza (ASABARCLE) en binomio con la municipalidad en el Caserío Agua Zarca.

La inversión de esta primera fase sobrepaso los 153 mil dólares, fondos proporcionados por el Programa Manos a la Obra por nuestra Comunidad (PROCOMUNIDAD), financiado por el Banco Alemán de Desarrollo (KfW) y ejecutado por el FISDL y que fueron administrados por ASABARCLE, que en su momento fungían como parte de la junta directiva: Don Manuel Antonio Merino (Presidente), Don Santos Rufino Alvarenga (Vicepresidente), Doña Leticia Carrillo (Tesorera) y Doña María Pérez(Vocal), entre otras personas de la comunidad.

Sin embargo, los centros de almacenajes creados por las personas para extraer de las venas de la tierra el vital líquido, resultaron dañados por la naturaleza. Es decir, la tormenta denominada IDA (noviembre 2009), arrasó con parte de la infraestructura construida por la comunidad y dejó sin acceso de agua potable a las 13 comunidades que componen el Cantón La Esperanza.

Es así, que nace la recontrucción del nuevo centro de abastecimiento de agua potable el 15 de noviembre de 2010, a través de la gestión que hizo ASABARCLE a su alcalde Dr. Marvin Ulises Rodríguez Álvarez, quien en el marco del Programa Comunidades Solidarias Rurales (CSR) formalizó su financiamiento ante El Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL).

La pronta solicitud, dio respuesta a la necesidad del Cantón, construyendo: 288.23 mts. lineales de cerca perimetral de malla ciclón; 77 mts. lineales de canaleta de 60x60 cms. de piedra; la construcción de tanque de succión de 200 m3 y caseta de bombeo de 4.00 x3.00 mts, entre otras obras.

“Ahora, ya tenemos agua otra vez, no queremos que nuestros hijos pasen lo que nosotros sufrimos. El proyecto esta bonito, beneficia a todas las familias; por eso le damos gracias a Dios y a las autoridades que hicieron realidad nuestra necesidad”, culmina, Lucía Ordóñez y madre de tres.

La planta de bombeo de Agua Zarca del Cantón La Esperanza, distribuye agua a las 1,200 familias descendientes de los pipiles, quienes reciben el servicio cada tres días. Además, muchas personas toman el modelo de aprovechamiento del agua que tiene Lucía, “Lavo cuando cae y al terminar, lleno los barriles y la pila, porque de esta manera mis hijos no han heredado las acarreadas de agua, como antes lo hacíamos”.

lunes, 24 de octubre de 2011

La señorita Cuenca y la perseverancia de El Tigre





Imponente y con más de una grieta en sus columnas, por lo añejo en su infraestructura, así luce El Arco Durán, coloso con más de cien años y cuatro décadas de existencia, se encuentra a 100 kilómetros de San Salvador y fue el primero en cedernos el paso para llegar al Centro Escolar cantón El Tigre del municipio de Ahuachapán, donde sus alumnas y alumnos, estrenaría nuevas salas para recibir sus clases y otras obras de utilidad para los docentes.
No está demás decir que para llegar a este Centro, El Arco Durán era la principal ubicación. Sin embargo, había que ahondarnos por una serpiente de polvo y piedra por media hora más, justo 12 kilómetros, de esos que los abuelos dicen… son contados por el diablo.
Por fin llegamos a la cola de aquella víbora de barro y piedra, una inclinación de dos metros y medio de concreto nos recibía. Un portón corroído por el tiempo y elaborado de malla ciclón daba obertura a la trama de Nora Carolina Cuenca y la niñez que con regocijo festejaban este 23 de febrero, la inauguración de obras del Centro Escolar.
Las sonrisas estaban por doquier, niños armados con escobas y carretas se veían, estaban sacándole lustre al barro y pepenando las hojas secas de los árboles, mientras otros jóvenes, los más inquietos por cierto, gritaban y espantaban a las menores más temerosas con un arácnido del tamaño del puño de una mano.
En El Salvador, esta animalita es conocida como araña de caballo. Según cuentan los pobladores de El Tigre, muerden y orinan los cascos –patas– de los caballos, produciéndoles una infección que hace que se les caigan. Es decir, quedan cojos de por vida.
La arácnida salió de su madriguera, debido a que ésta había sido invadida por los estudiantes, no por maldad, sino porque justo en ese lugar se plantaría un Maquilishuat, un árbol que es el símbolo de las relaciones amistosas entre Japón y El Salvador.
No era para menos plantar este árbol, las nuevas inquilinas –dos aulas– habían sido financiadas por el Gobierno de Japón con una inversión de más de 80 mil dólares, una contrapartida de la municipalidad de 4 mil dólares y la asistencia técnica por parte del Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local FISDL.

La señorita Cuenca, mi profe…

Después de algunas carcajadas y uno que otro susto ocasionado por la araña, pregunté a uno de los infantes: ¿quién es su profesora? De inmediato, aquella minúscula vocecilla me respondió: ¡Se llama señorita Norma Cuenca, mi profe…!
Me hizo una indicación con el índice, el dedo que muchas personas utilizan para señalar a otros. De pronto, alzo la voz, ¡esta por allá señor, en el aula! La encontré con unos libros, de esos que tienen figuras sin colorear y una pared tapizada con todos los nombres de las niñas y los niños que atendía.
“Gracias José”, le dijo la señorita Cuenca al menor que me acompañaba. Mientras tanto apoyaba sus manos en un escritorio rústico, de aquellos antiguos elaborados de cedro o laurel y haciéndole un segundo llamado ¡Ahora puede ir a jugar!
José, forma parte de los 23 infantes que estudian Parvularia en el cantón El Tigre. De esta población estudiantil 13 son niñas y el resto niños.
La señorita Cuenca, con más de tres décadas de edad, es de tez trigueña, ojos café y de estatura media (1.50 mts), que de entrada, dan ganas de recibir clases con ella, es amable y tiene una cualidad para dirigir, e induce a las personas a que se sientan cómodas en su sala de clases, es más, hasta hizo que me sentara en uno de aquellos diminuto pupitres- sillas de apenas 25 centímetros.
Acomodados en aquellas butacas minúsculas, descorrimos el telón de la historia del Centro Escolar, que esta erguido desde 1972 y que fue el lugar donde la señorita Cuenca empezó a nadar en las letras.
“Yo nací aquí en El Tigre, estudie en esta escuela, mi maestra era la niña Lety (Leticia), no recuerdo su apellido, pero trabaja en Ahuachapán, aun tengo grabadas sus palabras: supérense para sacar adelante el cantón, de ustedes depende”. Comenta, la señorita Cuenca.
A lo que secunda, “Para mi orgullo, en el aula donde doy clases, es la misma donde me forme en mi infancia, le tengo mucho aprecio a este Centro Escolar, a toda la gente, en especial a las niñas y niños, son mi vida”.
La Profesora Nora Cuenca, hizo de aquel momento un espacio muy íntimo, donde el baúl de los recuerdos afloró y donde la piel se enchina al rememorar lo deplorable que eran las instalaciones de su escuela y el cambió que había tenido con el pasar del tiempo.
“Recuerdo que sólo era cajón partido en tres, allí recibíamos las clases, era hasta sexto grado, después nos tocaba ir hasta Ahuachapán para poder continuar. En mis años mozos, me tocaba saltarme el cerco, mi casa estaba a la par de la escuela”, expone Cuenca.
A lo que hilvana: “Hoy mi escuela se ve bonita, gracias al apoyo de Japón, la Alcaldía Municipal, FISDL y todas las personas que nos involucramos en el proyecto. Ahora, solo falta, que nos apoyen con la reparación del techo de los salones viejos, que ya se aproxima el invierno y se pueden mojar mis niños”.
Pero, para ver bien maquillada la escuela, no fue tarea fácil, desde el año 2001, todo el cuerpo docente, iniciaron las gestiones de la reconstrucción, producto de los daños recibidos por los terremotos. “Lo único que recibimos fue unas cuantas láminas y con estas nos hicieron los salones de clases, que no solventaban la necesidad porque deshidrataban a la población estudiantil”, expone Cuenca.
Continúa, “Hoy la cosa ha cambiado, así debería de trabajar las instituciones, unidas y con apoyo de la cooperación internacional, de esa forma se desarrollan los pueblos y los resultados se ven de inmediato, antes teníamos una 60 u 80 estudiantes, hoy tenemos 159, y esto nos ha permitido ampliar la atención educativa hasta Tercer Ciclo”.
La señorita Cuenca, tiene 15 años de laborar en el Centro Escolar cantón El Tigre, ha visto todas las iniciativas fallidas por mejorar las instalaciones de su escuela y las juntas de padres decepcionadas, al no ser escuchadas, ante el derecho a la educación que tienes sus vástagos.
Ahora, la perseverancia de El Tigre ha dado frutos. El proyecto financiado por Japón, les dotó de mejores y ampliadas instalaciones que contemplan: dos aulas, una media dirección, una cocina, servicios sanitarios (4 servicios y 1 lavamanos) con una fosa séptica y un pozo de absorción, instalación de defensas y vidrios en las ventanas de las aulas existentes.
El rol del FISDL, consistió en monitorear y dar seguimiento a la ejecución de la obra, y tiene un gran compromiso: velar y entregar las herramientas de calidad necesarias para reducir la pobreza en El Salvador.
Detalle de la población estudiantil del Centro Escolar cantón El Tigre
  • Parvularia: 13 niñas y 11 niños.
  • Primer ciclo: 16 niñas y 22 niños.
  • Segundo ciclo: 31 niñas y 28 niños.
  • Tercer ciclo: 15 niñas y 23 niños.

    Total: 75 niñas y 84 niños.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un empleo para Esperanza



Esperanza

Miércoles, 21 de septiembre de 2011. Cada primero de mayo, las principales calles del Gran San Salvador, se ven inundadas con miles de personas pertenecientes a organizaciones sociales. Unas piden justicia, otras reivindicaciones de los derechos laborales y algunos un día más de vacación.

Sin embargo, un día como este, lleno de protestas; el vientre de Rosa Castillo, traía al mundo a Esperanza, una joven revolucionaria de la danza; también, atiborrada de afecto y pasión por la niñez apopense.

Hoy, esta fémina, tiene ya dos décadas de existencia, ha pasado por una formación media sobresaliente y por muchas necesidades económicas que envuelve a más de la mitad de la juventud salvadoreña que recién terminan su educación media y no pueden encontrar empleo.

Sin embargo, la perseverancia de Esperanza, ha cosechado sus primeros frutos. Ella formó parte del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso – PATI, impulsado por el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL) y la Alcaldía Municipal de Apopa, donde su buen desempeño le permitió estar en las filas de uno de los mejores grupos de danza moderna y folclórica de la zona.

Apopa es uno de estos municipios que han aprovechado el Programa para acercar beneficios a las comunidades más vulnerables. En la primera fase, han participado 233 personas y ha significado una inversión de US $ 154,800.00, incluyendo gastos administrativos de la Municipalidad. Todo, con fuente de financiamiento del Banco Mundial.

El Programa consiste en la participación en proyectos comunitarios diseñados por las Municipalidades, éstos responden a las necesidades y apuestas de cada territorio. Donde Esperanza, durante los seis meses que duró la fase, recibió un apoyo económico mensual de $100.

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Sueños por cumplir

“En el PATI participé en arte y cultura, anduve por diferentes escuelas y cantones, ayudando a niños y niñas para que puedan superar sus problemas o para que puedan salir de ellos a través del baile”, comenta, Esperanza Madelyn Roque Castillo.

Aunque sus habilidades danzarinas le han permitido sensibilizar a la niñez de los centros escolares de su querido Apopa, uno de sus grandes sueños es llegar a ser una chef, “de las mejores del país”, como dice ella.

Sueño que está a punto de cumplir, gracias a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que en el marco de la estrategia de salida del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso-PATI, ha ejecutado el programa de pasantías y/o inserción laboral denominado “Jóvenes Comprometidos, yo hago la diferencia”, en el que participó y fue capacitada junto a 31 jóvenes más, en Atención al Cliente, Contabilidad y levantamiento de presupuestos.

“Me siento contenta, porque fui calificada para optar a una pasantía como cajera y gracias a ésta, ya tengo empleo en uno de los supermercados más prestigiosos del país y si Dios me lo permite, conseguiré arreglar las goteras de mi casa y especializarme en gastronomía. Porque pienso seguir estudiando, desde luego…para chef”, sostiene con seguridad, esta fémina revolucionaria, que no le permitió llegar a su madre al hospital. Nació en su casa y fue atendida por una partera.

Este trabajo sinérgico entre las instituciones estatales, empresa privada y el apoyo del pueblo de los Estados Unidos, a través de USAID y Banco Mundial, han permitido abrir una oportunidad de obtener una experiencia laboral a jóvenes y/o mujeres jefas de hogar que estaban en el olvido en El Salvador.

Esperanza y sus 31 amigas(os) se graduaron, este 21 de septiembre con honores, formaron parte de este ciclo de formación y empleabilidad, quienes son un claro ejemplo de superación, perseverancia y entrega por el desarrollo de la niñez más necesitada del país.

martes, 23 de agosto de 2011

FISDL, con Excelente Representación en concurso fotográfico Kizuna

Fotografía ganadora del reconocimiento Excelente Representación en concurso fotográfico Kizuna

Fotografía ganadora del reconocimiento Excelente Representación en concurso fotográfico Kizuna

San Salvador, 23 de agosto de 2011. El Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas del FISDL, destacó este 23 de agosto, en el Primer Concurso de fotografía de la Embajada del Japón denominado “Kizuna” que significa Lazos de Amistad.

El concurso desarrollado por la Embajada del Japón, con la colaboración de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, tiene como objetivo fortalecer las relaciones de amistad entre ambos países, a través de un intercambio cultural en el ámbito del arte fotográfico.

El FISDL, se agenció del premio de Excelente Representación, destacando entre un collage de 48 imágenes presentadas en este concurso por comunicadores, periodistas y amantes de la fotografía.

La fotografía ganadora del FISDL, es titulada Sonrisas de Hermandad, tomada el 23 de febrero de 2011. Tiene como leyenda, La perseverancia de residentes y docentes del Centro Escolar Cantón El Tigre del municipio de Ahuachapán, ha dado frutos. Tomada por Óscar Girón y producto del trabajo de jefes, asesores y personal administrativo de la Regional de Occidente.

Las imágenes ganadoras y el repertorio de fotografías participantes se encuentra en la Sala de Exposición “La Casona” del centro comercial Galerías, San Salvador.

Agradecemos al Gobierno de Japón por tomar en consideración el trabajo fotográfico del Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas, esta es la cosecha del trabajo en equipo de la gran familia FISDL, del esfuerzo y valentía del personal administrativo y de campo, que se inspiran y se motivan a diario por seguir el camino en la promoción y el desarrollo de los municipios más pobres de El Salvador.

Diploma Kizuna

miércoles, 15 de junio de 2011

En el valle de morros, florece el conocimiento desde hace cinco décadas - Segunda parte

Cindy

El potrero que un día agarró Cecibel, ya luce diferente; nada más, bastaba darle una abonada interinstitucional al cantón El Tránsito, donde interactuaron la comunidad, la municipalidad, el Ministerio de Educación y desde luego, el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local- FISDL- afianzado de la confianza de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo- AECID-.


No está de más decir, que se respondió a las necesidades del linaje de los Mayas Quichés. Quienes fueron humillados por la voraz IDA, una tormenta que hace año y medio, se tragó El Salvador en apenas dos días.


En este valle de morros, las lágrimas del cielo inundaron todo, extinguiendo toda la producción agrícola, pariendo un sinfín de enfermedades y dejando a ras de piso toda edificación, hasta las pudientes. Como la Escuela, que a luz del desarrollo, era la más prominente del lugar y dejaba sin el alimento de las letras a más de doscientas almas.


El termómetro fue puesto en la Escuela, la temperatura pasaba de los 41ºC y había que suministrarle uno de los medicamentos más efectivos para contrarrestar su convulsión. El brebaje para este mal, posee un compuesto de sabiduría, buena voluntad, sinergia interinstitucional y el elemento clave, el trabajo participativo de la comunidad, que fue regido por el Alcalde Municipal de San Pablo Tacachico, Don Arístides Alvarado.


Don Arístides, gestionó los fondos ante el FISDL y fueron más de 135 mil dólares proporcionados por la AECID. Monto que sirvió para la reconstrucción de los techos, instalación de cielo falso, pavimentación de pasillos, muros de piedra, canaletas, cancha de baloncesto, entre otras obras para beneficio de la población estudiantil, que supera las doscientas personas.


Hoy, los pupitres hechos de tablones, los servicios de fosa y las grietas de barro que un día pisaron la generación de los ochenta (hijas e hijos de combatientes) han desaparecido, ya tienen agua, energía eléctrica, servicios sanitarios de lavar y lo principal de todo…más maestras y maestros. Sin embargo, aún quedan memorias y necesidades, como lo expresa su actual directora y dos de sus alumnas.

Una escuela bella, con historias de amor y carestías

“Ingresé en 1994, era la única plaza que existía, cuando llegué, sólo había un pabellón con cinco salones y los baños eran de fosa; lo preocupante, era en el tiempo de invierno, los techos estaban dañados y el agua entraba por todos lados. A esto, se sumaba la cantidad de barro que entrabamos a las aulas”. Comenta María Ana Andrade, directora del Centro Escolar.

Esta unionense de ojos zarcos (verdes con amarillo), relata: “Tenía que caminar mucho, viajaba todos los domingos a la comunidad y nos acomodábamos en diferentes viviendas - todavía es así- para no viajar todos los días”.

Entre sollozos, a la directora se le escapa una risa pícara, como queriendo despejar de su garganta una historia que para los oídos de aquellos ajenos a la comunidad- visitantes- puede ser un delito o un impulso de amor producto del encanto del valle de los morros.

Con un poco de timidez y sigilo, logró despejar su garganta para decir: “Aquí encontré mi primer amor, en la casa donde me dieron abrigo al venir por primera vez. El Tránsito me atrapó, tengo catorce años de casada y dos hijos. Este es mi hogar, por eso amo a la gente de este cantón y me preocupo cuando faltan cosas para mejorar la educación”.

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A lo que secunda: “Por el momento, tenemos hasta noveno grado, ya son 10 promociones las que hemos graduado. Pero de esta población estudiantil, sólo una persona sale a estudiar bachillerato, el resto se quedan para sembrar sandía o hacer la milpa. En el caso de las niñas, se queda para ser mamás o se van como domésticas a las zonas urbanas”.

De pronto los ojos de la directora se convierten en mares; no es para menos, la mayoría de las jóvenes que cursan su noveno grado rondan los 15 o 16 años, sin esperanza de mejorar los niveles de vida y su única formación académica queda en el olvido al convertirse en amas de casa. Por no tener otra cosa que hacer.

“Entre mayor educación tengamos, mejores oportunidades tendrán las personas de este cantón para salir de la pobreza, en espacial para las niñas. Por eso hago un llamado a todas las autoridades, para que puedan apoyarnos con la construcción del bachillerato, carecemos de este derecho a la educación, porque tenemos espacio para hacerlo y el personal para atenderlo”. Puntualiza, esta fémina de 37 años y profesora en Ciencia Sociales, graduada de la Universidad de El Salvador.

Yo seré doctora cuando crezca

Antes de iniciar el relato de Cindy, una joven visionaria del cantón El Tránsito, le pedí el consentimiento jurado para exponer su experiencia. Donde ella, por ser menor de edad, me autorizó de forma oral publicar su historia. Narrativa que muestra cómo la pobreza podría superarse, si aprendemos a escuchar a las personas más necesitadas.

“Yo soy mala para las matemáticas, pero tengo algo bien claro, cuando sea grande quiero ser Doctora, para ayudarle a las personas de mi cantón. Porque el conocimiento que uno tiene, debe ser aprovecharlo al máximo para servir a los demás”. Cuenta, Cindy Tejada, estudiante del noveno grado, con metro y medio de estatura y dueña de una cabellera lacia color madera.

Esta lozana tacachiquense que ronda los 16 años, es más despierta que una joven de la urbe –más viva, como es el decir popular- , a su corta edad, ya tiene lauros a nivel académico, sólo diplomas al mérito posee; no es para menos, siempre ha obtenido el primer lugar en su escuela. Conquistas que ha colocado en la pared de honor de su hogar.

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Pared que está elaborada por varias barras de bambú, unas láminas corroídas y maniatadas con alambre, que se esconden debajo de un plástico blanco con pascuas y otro de color celeste con estampas de gajos de uvas y manzanas.

Sin embargo, la abundancia de sus logros compite con el exceso de necesidades. Ella y su familia, sobreviven de lo poco que su madre lleva al hogar, que está compuesto por ocho personas (tres hermanas más y tres hermanos). El padre, un agricultor que se encuentra ausente de las necesidades básicas de la casa.

La casa de Cindy es similar a la de muchas familias que se encuentran en condición de pobreza en El Salvador, donde se les cuela la lluvia por todos lados y las paredes están montadas con horcones podridos, barras de castilla recubiertas con plástico y láminas perforadas.

A esta precariedad, se le suma las obligaciones de lavar y preparar los alimentos a su estirpe, quienes desde que están en Parvularia ocupan los primeros lugares. En especial a las pequeñas, que son adiestradas en la torteada- echar tortillas-.

Para esta acción, Cindy, nos explica cómo es la técnica del buen tortear: “Para hacer una buena tortilla, se debe restregar bien el maíz hasta que se vea chelito; se lleva al molino, con el cuidado de que la masa no resulte chanca – grumosa y áspera- . Si queda así, tenemos que pasarla por la piedra de moler para que quede fina y con esto evitamos que la tortilla no se reviente en el comal”.

Faenas como éstas, no son las ideales para el desarrollo de la niñez, porque ellas y ellos tienen el Derecho a la Educación, Salud y al juego; lamentablemente, en El Tránsito son desplazados por la misma necesidad. Como el caso de Cindy, que tuvo que desprenderse de su querida Serafina por entrarle a la actividad doméstica de hacer tortillas.

La Serafina, era el más preciado tesoro de esta infante, quien a los diez años tuvo que despegársela de sus brazos por los compromisos del hogar. El nombre de esta muñeca, obedece a uno de los personajes que vio en la televisión - la Popis en el Chavo del 8.

Entre ilusiones de maestra, un par de tacos y unas peticiones para el Presidente

Al igual que Cindy, tenía que pedirle el consentimiento jurado a María Imelda Aldana Lemus, para contar su historia, ella vive a unos 150 metros del Centro Escolar y frente a la cancha de fútbol. Es la tercera descendiente de Ana, madre de seis, quien tuvo que sustentar su relato debido que esta joven es de poca habla.

“Quiero ser profesora de Ciencias, para enseñarles a cuidar nuestro medio ambiente, en especial a los grandes, entiende con una vez que se les explique. Con niños no, cuesta mucho, no hacen caso y no tengo paciencia”. Comenta María, quien cumplirá sus 16 años en noviembre.

Opinión que refuerza Ana, su progenitora: “Ella es buena para la estudiada, pero me siento mal por las ilusiones que tiene, nosotros somos pobres y no tenemos para el gasto. Imagínese, no tenemos familia en Tacachico para la quedada- pupilaje-, peor para darle dos dólares diarios de pasaje y a esto, hay que sumarle la comida”

Y prosigue esta cuarentona: “No puedo leer, mis padres no me pusieron y no puedo dejar a mis hijos así. Sin embargo, la pobreza es grande, prestamos para sacar las tres semillitas de maíz y unas de frijol. Con lo poquito que cosechamos… sobrevivimos el año”

La familia Aldana Lemus, presta alrededor de mil dólares, con estos: arrendan la tierra, compran las semillas, fertilizantes y plaguicidas. Cuando cosechan, venden el 70% de la productividad para pagar el interés y la parte del préstamo. Es decir, quedan adeudados para la próxima temporada.

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No obstante, la escasez de fondos no es impedimento para que baje la autoestima de María. De pronto, rompe el silencio, tras un vistazo a la cancha de fútbol, comenta: “Soy delantera, hace poco le metimos cuatro goles a un equipo y nos sentimos orgullosas”.

Continúa: “A veces no me prestan los tacos para jugar y tengo que ir en tenis, nos ponemos de acuerdo con el equipo de niñas para ir todas igual. El problema, es que sólo tengo un par de tenis y si los rompo… no tengo para comprar”

Encuentro futbolístico que dura solo una hora - de tres a cuatro de la tarde - dos veces a la semana y que suspende por las obligaciones que tiene en su hogar. Ella, al igual que Cindy, tiene que lavar la ropa, tortear, hacer el aseo y la comida para toda la familia.

Como María es hábil para cocinar e interpreta su realidad tal como está, dos de sus grandes aspiraciones al terminar el noveno grado son: “Como no puedo seguir estudiando, quiero trabajar en una casa para cuidar niños, para ayudarle a mi mamá con los gastos de la casa o viajar a Tacachico para poder trabajar en un comedor. Ya preparo carne asada, pollo, arroz frito, carne de tunco y puedo echar bien las tortillas”.

Continúa: “No puedo llegar a más en mi escuela, a menos que el Presidente nos ayude con el bachillerato, que se haga la voluntad de Dios y de paso que nos compre unas computadoras, sólo dos tenemos y se apagan rapidito, no sirve y están muy viejas”.

María y Cindy, son las jóvenes más destacadas del Centro Escolar El Tránsito del municipio de San Pablo Tacachico. Así como ellas, existen más historias que se encuentran al hurgar en el valle de morros, llenas de necesidades y deseos de superación. A lo mejor, el futuro de las 121 familias de este recóndito lugar de El Salvador, puedan superar la pobreza por medio de la educación.

Con la ampliación de esta escuela, ya dimos un paso enorme a nivel interinstitucional por el desarrollo del linaje Quiché. Sin embargo, hay retos que cumplir dentro de este proceso de enseñanza aprendizaje.

Desafíos para el Alcalde Arístides Alvarado en gestionar un bachillerato y para el Gobierno en buscar alternativas entre todas sus instancias para que puedan suplir este tipo de necesidades en este recóndito lugar donde las esmeraldas brotan de los árboles y desde el seno de la comunidad.