jueves, 22 de diciembre de 2011
Bienvenidos a la “Bendición de Dios”
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Stevia, una alternativa dulce para el agro
Comercialización
Para saber |
La stevia es oriunda de Suramérica, crece en áreas con clima subtropical, subhúmedo durante todo el año y con temperaturas superiores a los 20 grados centígrados. |
La producción que se realizó en la ENA fue a partir de noviembre, y dejó como resultado plantas pequeñas con poco follajes y mucha floración. Esta técnica de cultivo es rentable cuando se requiere la producción de semilla. |
No se recomienda para una producción intensiva, debido a que lo indispensable es la hoja, para lo cual se harán pruebas en mayo y junio, períodos que se espera sean propicios para la elaboración de semilleros. |
lunes, 19 de diciembre de 2011
Expos en Centro Cultural de la Moda
MARTES 25 DE NOVIEMBRE DE 2008
Después de la conferencia de Oka Masako, el Centro Cultural de la Moda albercó varias exposiciones.
Primero, el Instituto invitó a Oswaldo Muñoz Mariño a presentar parte de su obra. De origen ecuatoriano, llegó a México para estudiar arquitectura. Pero es reconocido por su talento de pintor, y en particular sus acuarelas.
"Fue designado por la UNESCO como pintor de la memoria del mundo, donde su arte congela las imágenes de casas, muros, plazas, catedrales y castillos para que vivan más allá del progreso y puedan ser inmortalizadas por su belleza. La perspectiva adecuada de este cronista de la pintura está basado en detalles y en escalas profundas que permiten sentir la atmósfera, las nubes y hasta el mismo cielo." (Oscar Girón, El Salvador, 3 de marzo de 2002)
jueves, 27 de octubre de 2011
La niñez del Cantón La Esperanza, ya no sufre las acarreadas de agua

En la Ciudad de los Gusanos Medidores, como se traduce del náhuatl al castellano la palabra Olocuilta. Allí, en la que hoy conocemos como la metrópoli de las pupusas, se encuentra en las profundidades de los descendientes pipiles, el Cantón La Esperanza, un asentamiento que celebran con regocijo este 17 de agosto, la introducción del vital líquido a sus hogares.
Como fiel testimonio al desarrollo de esta obra que supera los US 161 mil dólares y que fue financiada por el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL), se encuentra Lucía Ordóñez Paredes, una fémina que rasga su garganta con las evocaciones de lo que significó el agua en su vida.
“Teníamos que caminar por más de veinte minutos para llegar al río, la calle era mala y echábamos tres viajes al día con cántaro en la cabeza. Además, cuando había luna bonita, íbamos por el otro”. Rememora esta cincuentona.
Continúa: “Las niñas y los niños éramos los responsables de la acarreada de agua, por la mañana echábamos un viaje y al mediodía que salíamos de clases para almorzar, el otro. Luego, como la escuela era de todo el día, después de la última campanada, salíamos corriendo a traer el cántaro final de agua para la lavada de los platos de la cena”.
“Era toda una odisea y una experiencia no grata, por la caminada y el esfuerzo de hacer las tareas después de todos los viajes”, comenta Lucía, con una modulación quebradiza de su voz por lo difícil que fue su niñez por la falta de agua.
Pero, este problema no sólo era para la niñez, también las mujeres sufrían de este mal, puesto que tenían que ir a esta única afluente todos los sábados a lavar la ropa. “Ese día blanqueaba el río, todas nos íbamos de mañanita a restregar la ropa y la tendíamos en las piedras. Lo difícil, era la subida y la bajada del huacal con la ropa”
Respondiendo a las necesidades del Cantón
El proyecto de introducción de agua potable nace en el 2008, con la perforación de un pozo en la planta de bombeo de que hizo la Asociación de Saneamiento Básico Rural del Cantón La Esperanza (ASABARCLE) en binomio con la municipalidad en el Caserío Agua Zarca.
La inversión de esta primera fase sobrepaso los 153 mil dólares, fondos proporcionados por el Programa Manos a la Obra por nuestra Comunidad (PROCOMUNIDAD), financiado por el Banco Alemán de Desarrollo (KfW) y ejecutado por el FISDL y que fueron administrados por ASABARCLE, que en su momento fungían como parte de la junta directiva: Don Manuel Antonio Merino (Presidente), Don Santos Rufino Alvarenga (Vicepresidente), Doña Leticia Carrillo (Tesorera) y Doña María Pérez(Vocal), entre otras personas de la comunidad.
Sin embargo, los centros de almacenajes creados por las personas para extraer de las venas de la tierra el vital líquido, resultaron dañados por la naturaleza. Es decir, la tormenta denominada IDA (noviembre 2009), arrasó con parte de la infraestructura construida por la comunidad y dejó sin acceso de agua potable a las 13 comunidades que componen el Cantón La Esperanza.
Es así, que nace la recontrucción del nuevo centro de abastecimiento de agua potable el 15 de noviembre de 2010, a través de la gestión que hizo ASABARCLE a su alcalde Dr. Marvin Ulises Rodríguez Álvarez, quien en el marco del Programa Comunidades Solidarias Rurales (CSR) formalizó su financiamiento ante El Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL).
La pronta solicitud, dio respuesta a la necesidad del Cantón, construyendo: 288.23 mts. lineales de cerca perimetral de malla ciclón; 77 mts. lineales de canaleta de 60x60 cms. de piedra; la construcción de tanque de succión de 200 m3 y caseta de bombeo de 4.00 x3.00 mts, entre otras obras.
“Ahora, ya tenemos agua otra vez, no queremos que nuestros hijos pasen lo que nosotros sufrimos. El proyecto esta bonito, beneficia a todas las familias; por eso le damos gracias a Dios y a las autoridades que hicieron realidad nuestra necesidad”, culmina, Lucía Ordóñez y madre de tres.
La planta de bombeo de Agua Zarca del Cantón La Esperanza, distribuye agua a las 1,200 familias descendientes de los pipiles, quienes reciben el servicio cada tres días. Además, muchas personas toman el modelo de aprovechamiento del agua que tiene Lucía, “Lavo cuando cae y al terminar, lleno los barriles y la pila, porque de esta manera mis hijos no han heredado las acarreadas de agua, como antes lo hacíamos”.
lunes, 24 de octubre de 2011
La señorita Cuenca y la perseverancia de El Tigre
La señorita Cuenca, mi profe…
- Parvularia: 13 niñas y 11 niños.
- Primer ciclo: 16 niñas y 22 niños.
- Segundo ciclo: 31 niñas y 28 niños.
- Tercer ciclo: 15 niñas y 23 niños.
Total: 75 niñas y 84 niños.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Un empleo para Esperanza
Miércoles, 21 de septiembre de 2011. Cada primero de mayo, las principales calles del Gran San Salvador, se ven inundadas con miles de personas pertenecientes a organizaciones sociales. Unas piden justicia, otras reivindicaciones de los derechos laborales y algunos un día más de vacación.
Sin embargo, un día como este, lleno de protestas; el vientre de Rosa Castillo, traía al mundo a Esperanza, una joven revolucionaria de la danza; también, atiborrada de afecto y pasión por la niñez apopense.
Hoy, esta fémina, tiene ya dos décadas de existencia, ha pasado por una formación media sobresaliente y por muchas necesidades económicas que envuelve a más de la mitad de la juventud salvadoreña que recién terminan su educación media y no pueden encontrar empleo.
Sin embargo, la perseverancia de Esperanza, ha cosechado sus primeros frutos. Ella formó parte del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso – PATI, impulsado por el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL) y la Alcaldía Municipal de Apopa, donde su buen desempeño le permitió estar en las filas de uno de los mejores grupos de danza moderna y folclórica de la zona.
Apopa es uno de estos municipios que han aprovechado el Programa para acercar beneficios a las comunidades más vulnerables. En la primera fase, han participado 233 personas y ha significado una inversión de US $ 154,800.00, incluyendo gastos administrativos de la Municipalidad. Todo, con fuente de financiamiento del Banco Mundial.
El Programa consiste en la participación en proyectos comunitarios diseñados por las Municipalidades, éstos responden a las necesidades y apuestas de cada territorio. Donde Esperanza, durante los seis meses que duró la fase, recibió un apoyo económico mensual de $100.
Sueños por cumplir
“En el PATI participé en arte y cultura, anduve por diferentes escuelas y cantones, ayudando a niños y niñas para que puedan superar sus problemas o para que puedan salir de ellos a través del baile”, comenta, Esperanza Madelyn Roque Castillo.
Aunque sus habilidades danzarinas le han permitido sensibilizar a la niñez de los centros escolares de su querido Apopa, uno de sus grandes sueños es llegar a ser una chef, “de las mejores del país”, como dice ella.
Sueño que está a punto de cumplir, gracias a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que en el marco de la estrategia de salida del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso-PATI, ha ejecutado el programa de pasantías y/o inserción laboral denominado “Jóvenes Comprometidos, yo hago la diferencia”, en el que participó y fue capacitada junto a 31 jóvenes más, en Atención al Cliente, Contabilidad y levantamiento de presupuestos.
“Me siento contenta, porque fui calificada para optar a una pasantía como cajera y gracias a ésta, ya tengo empleo en uno de los supermercados más prestigiosos del país y si Dios me lo permite, conseguiré arreglar las goteras de mi casa y especializarme en gastronomía. Porque pienso seguir estudiando, desde luego…para chef”, sostiene con seguridad, esta fémina revolucionaria, que no le permitió llegar a su madre al hospital. Nació en su casa y fue atendida por una partera.
Este trabajo sinérgico entre las instituciones estatales, empresa privada y el apoyo del pueblo de los Estados Unidos, a través de USAID y Banco Mundial, han permitido abrir una oportunidad de obtener una experiencia laboral a jóvenes y/o mujeres jefas de hogar que estaban en el olvido en El Salvador.
Esperanza y sus 31 amigas(os) se graduaron, este 21 de septiembre con honores, formaron parte de este ciclo de formación y empleabilidad, quienes son un claro ejemplo de superación, perseverancia y entrega por el desarrollo de la niñez más necesitada del país.
martes, 23 de agosto de 2011
FISDL, con Excelente Representación en concurso fotográfico Kizuna

Fotografía ganadora del reconocimiento Excelente Representación en concurso fotográfico Kizuna
San Salvador, 23 de agosto de 2011. El Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas del FISDL, destacó este 23 de agosto, en el Primer Concurso de fotografía de la Embajada del Japón denominado “Kizuna” que significa Lazos de Amistad.
El concurso desarrollado por la Embajada del Japón, con la colaboración de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, tiene como objetivo fortalecer las relaciones de amistad entre ambos países, a través de un intercambio cultural en el ámbito del arte fotográfico.
El FISDL, se agenció del premio de Excelente Representación, destacando entre un collage de 48 imágenes presentadas en este concurso por comunicadores, periodistas y amantes de la fotografía.
La fotografía ganadora del FISDL, es titulada Sonrisas de Hermandad, tomada el 23 de febrero de 2011. Tiene como leyenda, La perseverancia de residentes y docentes del Centro Escolar Cantón El Tigre del municipio de Ahuachapán, ha dado frutos. Tomada por Óscar Girón y producto del trabajo de jefes, asesores y personal administrativo de la Regional de Occidente.
Las imágenes ganadoras y el repertorio de fotografías participantes se encuentra en la Sala de Exposición “La Casona” del centro comercial Galerías, San Salvador.
Agradecemos al Gobierno de Japón por tomar en consideración el trabajo fotográfico del Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas, esta es la cosecha del trabajo en equipo de la gran familia FISDL, del esfuerzo y valentía del personal administrativo y de campo, que se inspiran y se motivan a diario por seguir el camino en la promoción y el desarrollo de los municipios más pobres de El Salvador.
miércoles, 15 de junio de 2011
En el valle de morros, florece el conocimiento desde hace cinco décadas - Segunda parte
El potrero que un día agarró Cecibel, ya luce diferente; nada más, bastaba darle una abonada interinstitucional al cantón El Tránsito, donde interactuaron la comunidad, la municipalidad, el Ministerio de Educación y desde luego, el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local- FISDL- afianzado de la confianza de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo- AECID-.
No está de más decir, que se respondió a las necesidades del linaje de los Mayas Quichés. Quienes fueron humillados por la voraz IDA, una tormenta que hace año y medio, se tragó El Salvador en apenas dos días.
En este valle de morros, las lágrimas del cielo inundaron todo, extinguiendo toda la producción agrícola, pariendo un sinfín de enfermedades y dejando a ras de piso toda edificación, hasta las pudientes. Como la Escuela, que a luz del desarrollo, era la más prominente del lugar y dejaba sin el alimento de las letras a más de doscientas almas.
El termómetro fue puesto en la Escuela, la temperatura pasaba de los 41ºC y había que suministrarle uno de los medicamentos más efectivos para contrarrestar su convulsión. El brebaje para este mal, posee un compuesto de sabiduría, buena voluntad, sinergia interinstitucional y el elemento clave, el trabajo participativo de la comunidad, que fue regido por el Alcalde Municipal de San Pablo Tacachico, Don Arístides Alvarado.
Don Arístides, gestionó los fondos ante el FISDL y fueron más de 135 mil dólares proporcionados por la AECID. Monto que sirvió para la reconstrucción de los techos, instalación de cielo falso, pavimentación de pasillos, muros de piedra, canaletas, cancha de baloncesto, entre otras obras para beneficio de la población estudiantil, que supera las doscientas personas.
Hoy, los pupitres hechos de tablones, los servicios de fosa y las grietas de barro que un día pisaron la generación de los ochenta (hijas e hijos de combatientes) han desaparecido, ya tienen agua, energía eléctrica, servicios sanitarios de lavar y lo principal de todo…más maestras y maestros. Sin embargo, aún quedan memorias y necesidades, como lo expresa su actual directora y dos de sus alumnas.
Una escuela bella, con historias de amor y carestías
“Ingresé en 1994, era la única plaza que existía, cuando llegué, sólo había un pabellón con cinco salones y los baños eran de fosa; lo preocupante, era en el tiempo de invierno, los techos estaban dañados y el agua entraba por todos lados. A esto, se sumaba la cantidad de barro que entrabamos a las aulas”. Comenta María Ana Andrade, directora del Centro Escolar.
Esta unionense de ojos zarcos (verdes con amarillo), relata: “Tenía que caminar mucho, viajaba todos los domingos a la comunidad y nos acomodábamos en diferentes viviendas - todavía es así- para no viajar todos los días”.
Entre sollozos, a la directora se le escapa una risa pícara, como queriendo despejar de su garganta una historia que para los oídos de aquellos ajenos a la comunidad- visitantes- puede ser un delito o un impulso de amor producto del encanto del valle de los morros.
Con un poco de timidez y sigilo, logró despejar su garganta para decir: “Aquí encontré mi primer amor, en la casa donde me dieron abrigo al venir por primera vez. El Tránsito me atrapó, tengo catorce años de casada y dos hijos. Este es mi hogar, por eso amo a la gente de este cantón y me preocupo cuando faltan cosas para mejorar la educación”.
A lo que secunda: “Por el momento, tenemos hasta noveno grado, ya son 10 promociones las que hemos graduado. Pero de esta población estudiantil, sólo una persona sale a estudiar bachillerato, el resto se quedan para sembrar sandía o hacer la milpa. En el caso de las niñas, se queda para ser mamás o se van como domésticas a las zonas urbanas”.
De pronto los ojos de la directora se convierten en mares; no es para menos, la mayoría de las jóvenes que cursan su noveno grado rondan los 15 o 16 años, sin esperanza de mejorar los niveles de vida y su única formación académica queda en el olvido al convertirse en amas de casa. Por no tener otra cosa que hacer.
“Entre mayor educación tengamos, mejores oportunidades tendrán las personas de este cantón para salir de la pobreza, en espacial para las niñas. Por eso hago un llamado a todas las autoridades, para que puedan apoyarnos con la construcción del bachillerato, carecemos de este derecho a la educación, porque tenemos espacio para hacerlo y el personal para atenderlo”. Puntualiza, esta fémina de 37 años y profesora en Ciencia Sociales, graduada de la Universidad de El Salvador.
Yo seré doctora cuando crezca
Antes de iniciar el relato de Cindy, una joven visionaria del cantón El Tránsito, le pedí el consentimiento jurado para exponer su experiencia. Donde ella, por ser menor de edad, me autorizó de forma oral publicar su historia. Narrativa que muestra cómo la pobreza podría superarse, si aprendemos a escuchar a las personas más necesitadas.
“Yo soy mala para las matemáticas, pero tengo algo bien claro, cuando sea grande quiero ser Doctora, para ayudarle a las personas de mi cantón. Porque el conocimiento que uno tiene, debe ser aprovecharlo al máximo para servir a los demás”. Cuenta, Cindy Tejada, estudiante del noveno grado, con metro y medio de estatura y dueña de una cabellera lacia color madera.
Esta lozana tacachiquense que ronda los 16 años, es más despierta que una joven de la urbe –más viva, como es el decir popular- , a su corta edad, ya tiene lauros a nivel académico, sólo diplomas al mérito posee; no es para menos, siempre ha obtenido el primer lugar en su escuela. Conquistas que ha colocado en la pared de honor de su hogar.
Pared que está elaborada por varias barras de bambú, unas láminas corroídas y maniatadas con alambre, que se esconden debajo de un plástico blanco con pascuas y otro de color celeste con estampas de gajos de uvas y manzanas.
Sin embargo, la abundancia de sus logros compite con el exceso de necesidades. Ella y su familia, sobreviven de lo poco que su madre lleva al hogar, que está compuesto por ocho personas (tres hermanas más y tres hermanos). El padre, un agricultor que se encuentra ausente de las necesidades básicas de la casa.
La casa de Cindy es similar a la de muchas familias que se encuentran en condición de pobreza en El Salvador, donde se les cuela la lluvia por todos lados y las paredes están montadas con horcones podridos, barras de castilla recubiertas con plástico y láminas perforadas.
A esta precariedad, se le suma las obligaciones de lavar y preparar los alimentos a su estirpe, quienes desde que están en Parvularia ocupan los primeros lugares. En especial a las pequeñas, que son adiestradas en la torteada- echar tortillas-.
Para esta acción, Cindy, nos explica cómo es la técnica del buen tortear: “Para hacer una buena tortilla, se debe restregar bien el maíz hasta que se vea chelito; se lleva al molino, con el cuidado de que la masa no resulte chanca – grumosa y áspera- . Si queda así, tenemos que pasarla por la piedra de moler para que quede fina y con esto evitamos que la tortilla no se reviente en el comal”.
Faenas como éstas, no son las ideales para el desarrollo de la niñez, porque ellas y ellos tienen el Derecho a la Educación, Salud y al juego; lamentablemente, en El Tránsito son desplazados por la misma necesidad. Como el caso de Cindy, que tuvo que desprenderse de su querida Serafina por entrarle a la actividad doméstica de hacer tortillas.
La Serafina, era el más preciado tesoro de esta infante, quien a los diez años tuvo que despegársela de sus brazos por los compromisos del hogar. El nombre de esta muñeca, obedece a uno de los personajes que vio en la televisión - la Popis en el Chavo del 8.
Entre ilusiones de maestra, un par de tacos y unas peticiones para el Presidente
Al igual que Cindy, tenía que pedirle el consentimiento jurado a María Imelda Aldana Lemus, para contar su historia, ella vive a unos 150 metros del Centro Escolar y frente a la cancha de fútbol. Es la tercera descendiente de Ana, madre de seis, quien tuvo que sustentar su relato debido que esta joven es de poca habla.
“Quiero ser profesora de Ciencias, para enseñarles a cuidar nuestro medio ambiente, en especial a los grandes, entiende con una vez que se les explique. Con niños no, cuesta mucho, no hacen caso y no tengo paciencia”. Comenta María, quien cumplirá sus 16 años en noviembre.
Opinión que refuerza Ana, su progenitora: “Ella es buena para la estudiada, pero me siento mal por las ilusiones que tiene, nosotros somos pobres y no tenemos para el gasto. Imagínese, no tenemos familia en Tacachico para la quedada- pupilaje-, peor para darle dos dólares diarios de pasaje y a esto, hay que sumarle la comida”
Y prosigue esta cuarentona: “No puedo leer, mis padres no me pusieron y no puedo dejar a mis hijos así. Sin embargo, la pobreza es grande, prestamos para sacar las tres semillitas de maíz y unas de frijol. Con lo poquito que cosechamos… sobrevivimos el año”
La familia Aldana Lemus, presta alrededor de mil dólares, con estos: arrendan la tierra, compran las semillas, fertilizantes y plaguicidas. Cuando cosechan, venden el 70% de la productividad para pagar el interés y la parte del préstamo. Es decir, quedan adeudados para la próxima temporada.
No obstante, la escasez de fondos no es impedimento para que baje la autoestima de María. De pronto, rompe el silencio, tras un vistazo a la cancha de fútbol, comenta: “Soy delantera, hace poco le metimos cuatro goles a un equipo y nos sentimos orgullosas”.
Continúa: “A veces no me prestan los tacos para jugar y tengo que ir en tenis, nos ponemos de acuerdo con el equipo de niñas para ir todas igual. El problema, es que sólo tengo un par de tenis y si los rompo… no tengo para comprar”
Encuentro futbolístico que dura solo una hora - de tres a cuatro de la tarde - dos veces a la semana y que suspende por las obligaciones que tiene en su hogar. Ella, al igual que Cindy, tiene que lavar la ropa, tortear, hacer el aseo y la comida para toda la familia.
Como María es hábil para cocinar e interpreta su realidad tal como está, dos de sus grandes aspiraciones al terminar el noveno grado son: “Como no puedo seguir estudiando, quiero trabajar en una casa para cuidar niños, para ayudarle a mi mamá con los gastos de la casa o viajar a Tacachico para poder trabajar en un comedor. Ya preparo carne asada, pollo, arroz frito, carne de tunco y puedo echar bien las tortillas”.
Continúa: “No puedo llegar a más en mi escuela, a menos que el Presidente nos ayude con el bachillerato, que se haga la voluntad de Dios y de paso que nos compre unas computadoras, sólo dos tenemos y se apagan rapidito, no sirve y están muy viejas”.
María y Cindy, son las jóvenes más destacadas del Centro Escolar El Tránsito del municipio de San Pablo Tacachico. Así como ellas, existen más historias que se encuentran al hurgar en el valle de morros, llenas de necesidades y deseos de superación. A lo mejor, el futuro de las 121 familias de este recóndito lugar de El Salvador, puedan superar la pobreza por medio de la educación.
Con la ampliación de esta escuela, ya dimos un paso enorme a nivel interinstitucional por el desarrollo del linaje Quiché. Sin embargo, hay retos que cumplir dentro de este proceso de enseñanza aprendizaje.
Desafíos para el Alcalde Arístides Alvarado en gestionar un bachillerato y para el Gobierno en buscar alternativas entre todas sus instancias para que puedan suplir este tipo de necesidades en este recóndito lugar donde las esmeraldas brotan de los árboles y desde el seno de la comunidad.